De nuevo, aquí estoy, rodeada de jeringuillas, agujas y medicación en la nevera. Las incómodas banderillas han regresado a mi vida una vez más. Y, aunque el proceso es el mismo, algo ha cambiado. Yo he cambiado. Los nervios han desaparecido, así como los agobios o el desconocimiento de los pasos a seguir. La experiencia es un grado, dicen, y creo que es un afirmación de lo más acertada.
Esta segunda IA la estoy viviendo con más tranquilidad, más calma y menos nervios. He pasado del super positivismo de la primera en la que parecía que iba a comerme el mundo a un “Lo que tenga que ser, será” mucho más relajado y realista que me otorga una paz interior brutal. No estoy siendo pesimista ni me dejo asesorar por malos pensamientos, simplemente tengo los pies en la tierra y esta vez soy mucho más realista. Estoy haciendo todo cuanto está en mis manos por conseguir este bebé y eso es más que suficiente para mí, es todo lo que debe preocuparme e importarme. Si esto no funciona, encontraré otra opción, otro tratamiento, otro camino hacia la maternidad. Pero esta vez quiero tener los pies en la tierra. Quiero aceptar un negativo de un modo mejor que la primera vez. Quiero tener claro que este intento puede que tampoco sea el definitivo. Y, así, estúpidamente realista, vivo más feliz.
Anoche comencé a pincharme otra vez mi querido Fostipur. En mi primera IA no me dolió ninguno de los pinchazos, ni uno. El de anoche sí me dolió, tanto el pinchazo como el líquido al entrar en mi cuerpo. Debí de cogerme una vena porque cuando saqué la aguja brotaron un par de gotas diminutas de sangre, quizás por esa razón me dolió el pinchazo, no lo sé. Esta noche me toca el segundo y así sucesivamente hasta el lunes, que vuelvo a la clínica para ver la evolución de mi cuerpo y reajustar la medicación si fuera necesario. Esta vez la IA la llevo con otro doctor, así que en cierto modo también estoy expectante en cuanto a su modo de proceder conmigo y con la medicación pautada. La otra vez, en los últimos días antes de la inseminación, mis folículos se estancaron y apenas crecían, de modo que la ginecóloga me mandó inyectarme una ampolla entera en lugar de la media ampolla que solía ponerme, un día después me pinché Ovitrelle y a las 36 horas fue la inseminación.
Yo no soy una entendida en el tema ni mucho menos, pero a veces pienso que la doctora tendría que haberme mandado inyectarme una ampolla entera (y no media) durante varios días y no sólo en la antesala de la IA. Mis folículos hacía días que apenas crecían y creo que un empujoncito como ese quizás les hubiese ayudado un poquitín, no lo sé. Hablo totalmente desde el desconocimiento y la ignorancia, ojo! Confío mucho en los médicos y siempre me he dejado aconsejar por ellos en todo momento, pero a veces las dudas y los miedos me juegan una mala pasada. Sea como sea, mi segunda IA ya está en marcha, y eso es lo más importante.
Nos encontramos un pasito más cerca de cumplir nuestro sueño y eso es realmente fantástico y esperanzador!!
Esta vez todo es diferente: más sosegado, más tranquilo, más calmado, y creedme cuando os digo que este segundo tratamiento lo llevo mucho mejor que el primero. Supongo que el haber vivido ya una IA y saber en todo momento qué es lo que va a pasar después hace desaparecer cualquier tipo de ansiedad o agobio inoportuno. Además, esta vez vamos a tomarnos todo con mucha más tranquilidad y ocupar nuestro tiempo al máximo para mantener nuestra mente ocupada y libre de malos pensamientos o agobios tontos. Para empezar, el sábado nos lo pasaremos en grande en las fiestas de nuestra ciudad en las que se celebra una feria medieval. Es un evento anual chulísimo en el que toda la ciudad se viste de época y por la calle te encuentras con mesoneros, reinas, campesinos, princesas y príncipes, caballeros, herreros…, además de innumerables puestos de comida casera y tradicional, tiro al arco por la tarde, torneos de caballeros al anochecer, espectáculos de cetrería, bufones y magos impresionando a niños y mayores… Es un día que tanto Rubio como yo disfrutamos muchísimo cada año y nos lo pasamos en grande vestidos con nuestros trajes de época. Este año será mucho más especial porque lo compartiremos con nuestro ahijado, una ricura preciosa de casi dos añitos que nos tiene totalmente enamorados a Rubio y a mí, y que estoy segura de que estará monísimo con su trajecito de campesino. Será un gran día, estoy segura! Prometo mostraros alguna foto del evento 🙂
Durante los tratamientos, lo mejor que podemos hacer es entretenernos y pasar tiempo con los que más queremos. Todo es más sencillo cuando estás rodeada de gente que te quiere y te comprende. Es la base de nuestra felicidad, ¿verdad? Los pequeños detalles hacen nuestra vida mucho más valiosa.
Esta noche nuevo pinchazo de Fostipur! Hay que ver, lo poquito que lo echaba de menos pero la gran recompensa que tendrá si todo sale bien 🙂
Os seguiré contando! Besazos mis preciosas!!!