Archivo mensual: diciembre 2016

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Bizcochito y Cacahuete han cumplido 15 meses. Me parece increíble lo rápido que ha pasado el tiempo, lo mucho que han crecido, aprendido, descubierto y explorado desde entonces. Recuerdo que mi madre solía decirme que cuando tuviese hijos entendería lo rápido que avanza el tiempo y ahora tengo que reconocer la sabiduría de sus palabras.

Veo a mis pequeños terremotos y no me puedo creer que ya hayan pasado 15 meses desde aquel 25 de septiembre en el que decidieron convertirme apresuradamente en mamá. He intentado regresar al blog un millón de veces, pero me ha resultado verdaderamente imposible. Bizcochito y Cacahuete ya no son Bizcochito y Cacahuete. Han crecido mucho y para mí son Sonrisas y Ojazos, una descripción de lo más acertada si llegárais a conocerlos.

Sonrisas es un payasete, adora hacernos reír con sus tonterías,  siempre con una eterna sonrisa a donde quiera que va. Es un niño dulce y muy cariñoso, le encantan los animales y jugar fuera en el jardín.

Ojazos hipnotiza con su mirada. Tiene el cielo en sus ojos. Es risueño, activo, un poquitín tímido en ocasiones y le chifla que le lea cuentos por las noches. Al igual que Sonrisas, es muy cariñoso y desde que me llama «guapa» a todas horas, llevo el ego subido continuamente.

En estos 15 meses he vuelto al trabajo y he sufrido muchísimo al separarme de mis niños. Jamás pensé que algo tan cotidiano como irse a trabajar resultaría tan doloroso cuando tienes hijos.

Mis pequerrechos son unos terremotos muy activos, durante el día no paran de moverse, jugar, gritar, saltar, correr, pelearse/quererse (depende de la ocasión); además son muy callejeros, adoran salir a pasear, ir al parque, jugar en el jardín… cualquier excusa es buena para no estar en casa.

Me encanta ver sus avances, comprobar como cada día aprender algo nuevo, como van marcando su personalidad y carácter… En definitiva, verles crecer es el mayor de los regalos. Es una sensación increíble descubrir de nuevo el mundo a través de sus ojos, vivir sus primeras veces, ilusionarse con cada pequeña de sus emociones…

Son los 15 meses más bonitos de mi vida, pero también los más duros y agotadores. La maternidad es algo increíble pero también es realmente agotadora (a muchos niveles), no todo es de color de rosa ni mucho menos. Pero ver sus sonrisas, escuchar cómo me llaman «mamá» y cómo me buscan para darles consuelo transforma cualquier día pésimo en algo que merece la pena.

Me gustaría que los conociérais, sois muchas las que habéis seguido mi historia desde el principio, desde las dudas y la incertidumbre, desde la esperanza, desde los pinchazos, desde los negativos y los malos momentos… Es por ello que creo que os lo debo, creo que os merecéis «conocer» a Bizcochito y a Cacahuete, los hombrecitos de mi vida.

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Aquí no habían cumplido su primer añito, hicimos esta sesión de fotos en pleno agosto para tener un recuerdo inolvidable de su primer verano con nosotros. Ahora ya han perdido un poquito esa cara de bebé, pero dan ganas de comérselos igualmente 🙂

Intentaré regresar al blog poco a poco, espero poder sacar tiempo de alguna parte porque para mí este mundo virtual es muy importante, gracias a él he conocido a personas increíbles y me gustaría seguir haciéndolo.

Besos gigantescos para todas de una mamá múltiple agotada pero condenadamente feliz.

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