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COSAS QUE HACER PARA DISTRAERTE

Ayer, primero de Mayo, además de ser festivo fue un día de flojera total y absoluta, un día en el que dormir hasta tarde estaba permitido y vaguear sin hacer nada estaba más que justificado. Rubio y yo nos levantamos tarde, dormimos como dos niños pequeños hasta que la pereza de estar tirados en la cama nos hizo abrir las ventanas y subir las persianas para disfrutar del magnífico día que teníamos en Galicia, también conocida como «El Reino de las Lluvias Perpetuas». Los últimos días había regresado el mal tiempo, como ya es costumbre, y el cielo encapotado y gris parecía que no quería abandonarnos. Había estado lloviendo también, lo que es un auténtico engorro si tienes en casa a tres peluditos que se pasan por el forro la climatología y sólo buscan salir a pasear como caballos desbocados.

Así que Rubio y yo nos levantamos, desayunamos y salimos a pasear con nuestros peludetes, que disfrutaron como enanos con el buen tiempo y el calorcito agradable que se había instalado en Mi Rincón Favorito. Grandullón Amoroso se lo pasó en grande tirándose por la hierba y corriendo detrás de los pajaritos, mientras que Saltarín Inquieto lo investigaba todo a su alrededor, hiperactivo como siempre. Muñequita Linda es la más tranquila y caminaba despacito a mi lado, observándolo todo con sus grandes ojos curiosos de color miel.

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Más tarde, asistimos a un torneo de fútbol en el que participaban los más peques de mi familia y nos llevamos a nuestros «tres hijos con patas» para que no se quedasen solos en casa. Grandullón Amoroso estuvo tentado en más de un millón de ocasiones de saltar al campo para atrapar los balones, así que Rubio tuvo que atarlo con la correa para que se quedase a nuestro lado. De haber podido, nuestro Grandullón habría saltado al campo para echarse unas carreras con los peques y de paso robarles la pelota! Jajaja Grandullón Amoroso adora jugar!

Fue una mañana fantástica en la que nos divertimos muchísimo y estuvimos entretenidos en cada momento. Comimos con Super Mamá y Super Papá, que se interesaron por nuestros avances en la S.S., y más tarde, llegó todo EL MUNDO: Tía Favorita con mi tío y sus dos hijos, Tío Manitas con mi tía y sus dos peques, Abuela Dulce y Abuelo Tierno y, por supuesto, nuestra pequeña familia de peludetes, a los que se sumó Pequeño Fanfarrón y Gran Ladrador, los perrillos de Tío Manitas y Tía Favorita respectivamente. En mi familia, el amor por el animales se ha heredado de generación en generación, así que cuando nos juntamos, no nos olvidamos de ellos y siempre los hacemos participes de cada celebración o quedada dominguera.

Nos lo pasamos en grande. Rubio jugó al fútbol con los peques de la casa, Super Papá se tumbó en la hamaca mientras Grandullón Amoroso intentaba subirse también y los demás montamos un despliegue en el jardín digno de una boda con mesas, sillas y todo tipo de guarradas para picar. (¡A la porra la comida sana!) 

Y, después, salimos todos a pasear con nuestros amores peludos. Hacía una tarde fantástica, ¿verdad?

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Me encanta la naturaleza y siempre que salgo me llevo la cámara para fotografiar cada instante. Adoro la primavera por todo lo que aporta visualmente, el color variadísimo de las flores que inunda los campos y las ramas de los árboles mientras la vida revolotea a mi alrededor. Todas las fotos que subo a mi blog, están sacadas por mí. Espero que os gusten!

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Dentro del mundo de la infertilidad, distraerte y mantener la cabeza ocupada es una de las cosas más importantes y que más te ayudarán a sobrellevar el camino. Yo intento distraerme paseando, leyendo, enganchándome a nuevas series, escribiendo y pasando mucho tiempo con mis amigos, con los que las horas parecen minutos y siempre disfruto de su compañía. Y si tienes el apoyo de tu familia, mejor que mejor!! Por suerte, Rubio y yo contamos con el apoyo incondicional de mi Super Familia y nunca me cansaré de agradecerles todo lo que hacen por nosotros.

Estos últimos días han transcurrido muy deprisa. El seminograma que nos pedía la S.S. lo dejamos listo esta misma semana, al igual que mi analítica de la progesterona en el día 23 de mi ciclo. Ahora, tengo que llamar para ver los resultados y ver cuál es el siguiente paso que nos piden.

Por nuestra parte, Rubio y yo estamos un tanto indecisos. Tenemos tantas ganas de empezar que nos gustaría llamar a la clínica privada y decirles que cuenten con nosotros para YA MISMO. Pero las prisas no son buenas consejeras y por mucho que empieces antes un tratamiento, no significa que acabará mejor. ¿Qué hacer? Todavía no lo tenemos decidido del todo.

Dudas, dudas y más dudas…. ¿Alguien dijo que esto sería fácil?

Os dejo una última foto, una de la que más me gustan del día de ayer. Aquí estamos Rubio y yo pidiendo que nuestro deseo se haga realidad. Bonita, ¿verdad? Ojalá fuera tan fácil como eso!

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Soplando para que Canica se decida a aparecer. Te esperamos, cielo. Papá y mamá te buscan incansablemente.

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UN PASO MÁS CERCA

NOTICIÓN! NOTICIÓN! NOTICIÓN!

Ayer me encontraba yo maldiciendo la lentitud de la Seguridad Social, enfurruñada porque Rubio y yo llevábamos un mes esperando por un seminograma y hoy… Hoy la S.S. me ha hecho: ZAS! EN TODA LA BOCA! Jajaja (Esto imagináoslo con la voz y el careto de Sheldon Cooper, mi personaje favorito de The Big Bang Theory).

Esta mañana estaba yo aburrida en casa, enfundada en mi chándal y dándolo todo en la cinta de correr mientras fuera llovía como si del último diluvio se tratase, cuando sonó el teléfono en el salón. He de confesar que en un primer momento no escuché la melodía del teléfono porque cuando camino/corro, suelo hacerlo con la música bien alta a través de unos pequeños altavoces sin cables que me regaló Rubio. «¡Coño! ¡El teléfono!», dije toda apresurada.

-¡Voooooooooooy!-el teléfono no dejaba de sonar y yo todavía intentaba pausar la máquina para poder bajarme-. ¡Que ya voooooooy, leches!-pulsé el STOP, la dichosa cinta dejó de moverse y corrí a toda pastilla atravesando la casa hasta llegar al salón. Si es que al final me escoño, pensé antes de contestar-: ¿Sí?

Me llamaban del hospital y preguntaban por Rubio. Les dije que era mi marido y que estaba trabajando, que si yo les valía para darle el recado. No hubo ningún problema. La chica con la que hablé me dijo que me llamaban con el motivo de un estudio de fertilidad y que la cita para el seminograma sería en apenas unos días.

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¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

Pensé que serían más lentos, la verdad! Y yo aquí maldiciéndoles y dejándolos quedar fatal. Una vez que el seminograma de Rubio esté lito, tengo que pedir cita para recoger los resultados y pasaremos al siguiente paso. Deduzco que lo próximo que me pedirán será una histerosalpingografía y, aunque yo ya la tengo hecha recientemente a través de una clínica de radiología privada, estoy segura de que me pedirán volver a repetirla porque la S.S. prefiere tener sus propias pruebas. Y, claro, con lo laaaaaaaaaaargos que son mis ciclos, puedo morirme de asco mientras la rojita se decide a aparecer!

La paciencia es una virtud y, aunque yo siempre me he considerado una persona bastante impaciente, este recién descubierto mundo de la infertilidad me ha obligado a ser mucho más paciente. Ya no pienso en las cosas a corto plazo, prefiero pensar en un futuro más lejano y no tan próximo para que la espera no se transforme en algo imposible de llevar. Siendo sincera, es algo fácil de decir pero no de hacer. Antes, solía impacientarme a la mínima. Cualquier espera me parecía eterna. Con el paso del tiempo, he aprendido a relajarme y pensar a largo plazo. ¿Que cómo lo hago? Voy a contaros algunas de las cosas que yo hago para distraerme:

Leer. La lectura siempre ha sido una de mis grandes pasiones; desde muy pequeñita siempre llevaba un libro conmigo a todas partes. Leer me distrae, me cautiva, me transporta a otros lugares de ensueño y misterio, provoca que me coma las uñas hasta los nudillos de pura tensión. He de reconocer que mis preferidas son las novelas románticas paranormales. Sí, me encanta todo lo que tenga que ver con vampiros, licántropos, brujos, magos, demonios… si tienen una buena historia de amor de fondo. Hace unos años, descubrí una saga que me cautivó en todos los sentidos. La autora es española (un punto a su favor; hasta ahora sólo había leído a escritoras americanas) y todo lo que escribe me parece pura magia. Consigue atraparte desde la primera página, provocando que no te vayas a dormir hasta que no termines ese capítulo que te está volviendo loca. ¿El nombre de la saga? La Saga Vanir y yo os la recomiendo de todo corazón. También suelo leer a Kresley Cole, Charlaine Harris, Laura Gallego, etc. Leer me entretiene muchísimo y mantiene mi cabeza ocupada, que es justo la finalidad de todo esto.

Escribir. Desde que escribo mi propio blog, sobrellevo mis emociones mucho mejor. Antes, me sentía atrapada, atacada por mis propios pensamientos, me atragantaba con todo lo que quería decir y no podía. En un momento de bajón de los grandes, me decidí y abrí mi propio blog, en donde podría expresar mis sentimientos sin temor a que me tachen de obsesiva. Ha sido la mejor decisión que podría haber tomado nunca. ¡Me encanta abrir la puerta a mi propio mundo y contaros todo lo que se pasa por mi cabeza! (Que no es poco). Además, desde muy pequeña, siempre he tenido mucha imaginación, de ahí que me encante escribir poesía o mis propios relatos e historias, que me mantienen distraída durante horas. Rubio siempre dice que debería dedicarme a esto, que mi profesión siempre ha sido la de una escritora de romántica adulta paranormal. Que mi cabecita es un hervidero de ideas, vamos. ¡Ay! ¡Ojalá fuera tan fácil!

Pasear. Sí, parece una tontería, pero a mí dar largos paseos me ayuda muchísimo a distraerme. Tengo la suerte de la matriarca de una pequeña familia de peludos, así que siempre que el tiempo nos lo permite tanto yo como Grandullón Amoroso, Saltarín Inquieto y Muñequita Linda nos vamos a pasear hasta que acabamos realmente agotados. Por suerte para mí, vivo en un pequeño pueblecito a pocos minutos de la ciudad, así que disfruto de las tranquilidad que me otorga estar rodeada de naturaleza sin alejarme demasiado de las ventajas que posee la ciudad. Aquí, en mi pueblecito (llamémoslo a partir de ahora Mi Rincón Favorito), las casas parecen estar engullidas por la espesa vegetación y el gran monte que los animalistas como yo utilizamos para pasear con nuestros peludos. Pasear siempre me ayuda. Los momentos de bajón desaparecen cuando interactúo con la naturaleza: las ramas de los árboles se mueven al ritmo que marca la caprichosa brisa, los pajaritos revolotean sobre mi cabeza, Grandullón Amoroso corre despreocupado con su pelota en la boca, Saltarín Inquieto inspecciona cada centímetro del camino persiguiendo bichitos como un loco y Muñequita Linda se queda rezagada como siempre, absorta en el vaivén de las hojas de los árboles sobre su cabeza. Los fines de semana Rubio nos acompaña y el paseo se hace mucho más divertido. Hablo mucho con mis peludos pero ellos nunca contestan, para variar está bien conversar con alguien de mi misma especie! jajaja

La familia. Aunque siempre me ha gustado solucionar mis problemas por mí misma, he de reconocer que refugiarme en mi familia siempre ha sido mi mayor debilidad. Mi familia está muy unida, somos una piña y nos preocupamos los unos por los otros, ofreciéndonos ayuda para solucionar cualquier mínimo problema. Super Papá y Super Mamá son geniales y para Tía Favorita no tengo más que palabras de agradecimiento, pero además, Abuelo Tierno y Abuela Dulce son más de lo que podría desear. A pesar de su edad, mis abuelos nunca han sido unas personas «chapadas a la antigua» ni nada por el estilo. Siempre los he admirado por haber sabido adaptarse a los tiempos que corren. Con ellos puedo hablar de mi infertilidad y mis tratamientos sin miedo al qué dirán o a que no me comprendan. Abuela Dulce siempre se interesa por Rubio y por mí después de cada consulta. Yo le cuento qué tal ha ido, qué es lo próximo que tenemos que hacer y mis esperanzas en todo esto. Después de la histerosalpingografía del otro día, la llamé y hablé un buen rato con ella. La pobre estaba preocupada y sólo quería asegurarse de que yo estaba bien. Además de lo unida que está mi familia, tengo el gran privilegio de vivir muy cerca de ellos. Ni siquiera tengo que desplazarme en coche para verles. Todos vivimos en Mi Rincón Favorito y los domingos comemos todos juntos en la casa de mis Super Papás, disfrutando entre risas, bromas y las anécdotas de Super Papá, que siempre son para partirse. El apoyo de la familia es muy importante en todo este proceso y yo nunca me cansaré de agradecerles lo bien que se portan con Rubio y conmigo.

Los amigos. Además de la familia, los amigos también son muy importantes en todo este proceso. Sin unos buenos amigos en los que poder apoyarte, todo esto se hace más difícil de sobrellevar. De mi círculo de amigos más cercano, muy pocos lo saben. Tan sólo tres de mis amigas saben lo de la búsqueda de mi Canica. Ellas me apoyan y me escuchan, sin juzgar, tan sólo preocupándose por mí y apoyándome incondicionalmente. Aunque lo de los amigos y el mundo de la infertilidad es un mundo a parte. No todo el mundo reacciona tal y como tú esperabas. Yo he tenido que escuchar frases tipo: «Estás obsesionada, todo está en tu cabeza». «Cuando te relajes y dejes de pensar, te quedarás embarazada». «¿De verdad es tan importante ser madre?» de gente con la que no tengo tanta confianza pero que se han enterado al vernos en las consultas o a saber cómo. Como ya os he dicho, a lo largo de todo este proceso, habrá mucha gente que os sorprenderá, tanto para bien como para mal. Yo me he llevado varios chascos de gente de la que nunca me lo habría esperado, pero también me han sorprendido para bien ciertas personas con las que no contaba que se interesasen tanto por mí.

Diversiones fuera de casa. Ir al cine, salir a cenar, tomar algo con buenos amigos, mini escapadas románticas o todo lo que se os ocurra para divertiros y pasar un buen rato. Como la cosa tampoco está para ir al cine cada fin de semana, Rubio y yo solemos tirar mucho de videoclub y comprar palomitas, golosinas y chucherías en toneladas industriales y pasar un fin de semana entre películas, sofá y mantita. Cuando salimos a cenar, nos va mucho el rollo de bocatas y terraceo; no somos mucho de restaurantes, la verdad. Este fin de semana saldremos a cenar y a pasar un buen rato; Rubio se ha hecho un año más mayor y queremos salir a distraernos con nuestros amigos.

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– Y, por último, todo aquello que os haga feliz, siempre será bienvenido para hacer esta espera más llevadera.

Y ya está. No hay más secretos.

Me siento feliz de que finalmente nuestras pruebas en la S.S. vayan avanzando. Tendré que llamar a la clínica privada y decirles que nos den un poco más de tiempo, aunque Rubio está deseando empezar y la clínica le ha dado tan buena espina, que no quiere demorarlo más. No quiero pecar de impaciente y sé que llevar todo el proceso por lo público nos ahorrará muchos gastos, pero a mí la clínica privada también me ha dado buenas vibraciones y eso es algo que no puedo pasar por alto. En cuanto tenga los resultados de mis análisis hormonales en mi poder, decidiremos qué hacer.

No hay nada como tener un mar de dudas danzando por tu cabeza, ¿verdad? Me iré a leer un rato…

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DOMINGO BAÑADO EN CHOCOLATE

Cuando era niña, me encantaba Pascua. Estaba deseando con todas mis fuerzas que llegara el domingo para que mis padrinos me hicieran una visitilla y me trajeran mi pascua: una rosca enooooorme y un detallito bonito, como un muñeca, o un peluche… A medida que pasaban los años, los detalles se transformaron en un valioso billete cuidadosamente doblado que escondían en el paquete de la rosca. Cuando no eres más que una cría de quince años, cincuenta euros parecían toda una fortuna! jajaja

Ahora, las tornas han cambiado. Ahora soy yo la que tiene que ejercer de Madrina. Rubio y yo somos padrinos de un preciosísimo bebé de dieciséis meses, una monada de cabellos rubios y sonrisa eterna, que reparte abrazos y besos por doquier. Este año, Rubio y yo quisimos hacerle algo especial. En su primera Pascua, no era más que un bebé de cuatro meses, así que nos decantamos por comprarle ropita y un peluche gigantesco. Ahora, que comienza a entender las cosas, que todo le llama la atención, que ha descubierto el sabor increíble del chocolate, las cosas han cambiado y quisimos que disfrutara su regalo con toda la emoción que puede transmitir un bebé de dieciséis meses.

Esto es lo que le he hemos regalado. Es bonito, ¿verdad?

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Se trata de un huevo de chocolate que lleva escrito su nombre con chocolate blanco, una galletita con forma de conejito riquíiiiiiiisima y un sinnúmero de chucherías y chocolatinas en el interior del huevo. Además, le compramos un juego de bolos con el que puedo aseguraros que disfrutó toda la tarde sin agotarse. Los padres de Ahijado Sonriente, Rubio y yo nos pusimos las botas a base de bien zampándonos el huevo de chocolate y, más tarde, nos lo pasamos en grande jugando con Ahijado Sonriente a su nuevo juego de bolos, que disfrutó muchísimo mientras se reía sin parar cada vez que tirábamos los bolos con la pelotita.

Ha sido una tarde genial. El día no acompañaba demasiado, amaneció lluvioso y con el cielo encapotado, pero ver reír a Ahijado Sonriente mientras se manchaba toda la cara de chocolate no tiene precio.

Rubio y yo lo queremos muchísimo. Ese niño es un amor y le encanta pasar tiempo con nosotros. Lo llevamos a pasear, al parque, de compras, a la piscina… y nos alegra el día, haciéndonos sentir que con alguien como él nos sentiríamos absolutamente completos. Cuando se queda con nosotros, es el amo y señor de nuestra casa. Sus juguetes están por todas partes! A Grandullón Amoroso le encanta jugar con él y Saltarín Inquieto y Muñequita Linda se deshacen en mimos hacia él. Cada vez que los veo jugar a todos juntos, siento que eso es justo lo que quiero.

Mi pequeña Canica jugando con mis peludetes.

Hoy ha sido un día estupendo. No me ha quedado tiempo para pensar que tengo que llamar a la clínica para llevarle los resultados de la histerosalpingografía y mis analíticas hormonales. No quiero pensar demasiado, pero sólo espero que todo esté bien.

Para distraernos, Rubio y yo nos hemos ido a pasar unos días fuera, aprovechando el puente de la Semana Santa. No hemos salido de nuestra comunidad, nos hemos movido por las provincias de nuestro alrededor y nos lo hemos pasado genial. Galicia tiene paisajes y rincones realmente maravillosos.

Feliz domingo, gente!

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HISTEROSALPIN… QUÉ?

Histerosalpingografía. Ese nombre interminablemente largo y casi imposible de pronunciar. Incluso desconociendo de qué va la cosa, ya tiene un nombre horrible, suena a algo… doloroso, ¿no?

Bueno, eso mismo pensé yo cuando en la clínica me comentaron que tendría que hacérmela antes de comenzar cualquier tratamiento. Mi cara era todo un poema cuando el doctor pronunció ese nombre taaaaaaaan increíblemente largo, ¡parecía un trabalenguas! Me explicó brevemente en qué consistía la prueba y aquello no me sonó nada bien. Automáticamente, la asocié con dolor y pasar un mal rato. Pero había que hacerla si Rubio y yo queríamos comenzar nuestra primera IA. No era un asunto negociable.

Las analíticas hormonales las teníamos. El seminograma también. Tan sólo faltaba esa dichosa prueba. Y ayer fue el día. Como sabréis, la histerosalpingografía hay que hacerla entre el séptimo y décimo día del ciclo, y además, tienes que hacerte un test de embarazo para asegurarte de que no estás preñi. Con esta prueba, comprueban la cavidad uterina y las trompas del falopio para asegurarse que todo está bien y que éstas sean permeables. Para saberlo, te introducen una sonda con un contraste y van sacando diferentes radiografías en la sala de Rayos X en la que te encuentras. Es un tanto incómodo, porque estás tumbada en una camilla y no en un potro como los del ginecólogo, pero os puedo asegurar que no me dolió absolutamente nada. Nada de nada. Fui muy asustada por los comentarios que había leído en San Google, que si te mueres de dolor, que si fulanita se mareó, que si es un dolor insoportable… En estos casos, dejarte los ojos buscando en Internet es totalmente contraproducente. A mí no me dolió nada. Una ligera molestia similar a los dolores de la regla y nada más.

La doctora me mandó ponerme primero boca arriba, metió el contraste, sacó unas cuantas radiografías y después me tumbé hacia un lado y hacia el otro, tal y como ella me decía, para sacar unas cuantas radiografías más. Y ya está. No me morí de dolor y os puedo asegurar que soy una agonías! jajaja Cuando acabamos, bajé de la camilla, me vestí y me dieron una compresa porque podría aparecer un ligero sangrado después de la prueba. No fue mi caso.

Fuera, en la sala de espera, Super Mamá estaba impaciente. Yo la había asustado tanto con la dichosa prueba que la pobre estaba preocupada por si lo había pasado muy mal. Supongo que cuando vio mi cara relajada y sonriente pudo respirar tranquila.

«-¿Qué tal?»

«-Todo bien.»

-«¿Te dolió?»

Negué rotundamente con la cabeza. Tuvimos que esperar un buen rato hasta que me entregaron los resultados y por fin nos marchamos. La clínica de radiología en la que me realicé la prueba no se encuentra en mi ciudad, sino a treinta kilómetros de mi casa, así que a Super Mamá y a mí nos tocó comer a toda prisa (la prueba fue a las 5 de la tarde), recoger la casa a toda velocidad y salir con el coche con el tiempo suficiente para encontrar un sitio donde aparcar. No lo encontramos, por supuesto, y tuvimos que aparcar en uno de los párkings de la ciudad.

«-¿¡5´40€ por dos horas!? Joder!, ¿rompimos algo y no me he dado cuenta?, vociferó Super Mamá.

Antes de coger el coche y regresar a casa, Super Mamá y yo paseamos por la ciudad, que siempre me ha encantado para llevar a cabo grandes sesiones de compras y consumismo, comimos unos helados, nos tomamos unos refrescos tranquilamente en una terracita y nos fuimos de tiendas, que aunque no logramos encontrar nada de nuestro gusto, probamos muchos modelitos y nos lo pasamos en grande.

De camino a casa, Rubio me llamó para saber qué tal había ido la prueba. Él estaba incluso más nervioso que yo y le preocupaba que yo pudiera sentir dolor. Lo tranquilicé diciendo que no había sido para tanto y que muy pronto estaría en casa. Super Papá también estaba preocupado y no tardó en llamar. Me sentí muy reconfortada y arropada por los míos. Tía Favorita también llamó, le conté brevemente en qué había consistido la prueba y le aseguré que me encontraba fenomenal. No puedo pedir más, tengo una familia estupenda que se ha volcado desde el primer momento con nosotros.  

De camino a casa, empecé a encontrarme mal y cuando por fin me fundí en mi sofá, tenía un dolor bastante molesto en la zona del abdomen. En la clínica ya me habían advertido de que después de la prueba podría encontrarme un poco mal, así que me tumbé y dejé que Rubio me mimara un poco, algo que me encanta! Preparó una pizza casera que estaba para chuparse los dedos y de postre: fresas con nata!!! La dieta a la porra, ea! jajaja

Me metí en la cama cuando el dolor se me hizo un poco insoportable y esta mañana cuando desperté, me encontraba fenomenal.

Ahora, tengo que llamar a la clínica para llevarle los resultados al doctor y espero que todo esté bien! En la clínica de radiología no me comentaron nada, sólo espero que eso no sea una mala señal.

Crucemos los dedos!

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