NOTICIÓN! NOTICIÓN! NOTICIÓN!
Ayer me encontraba yo maldiciendo la lentitud de la Seguridad Social, enfurruñada porque Rubio y yo llevábamos un mes esperando por un seminograma y hoy… Hoy la S.S. me ha hecho: ZAS! EN TODA LA BOCA! Jajaja (Esto imagináoslo con la voz y el careto de Sheldon Cooper, mi personaje favorito de The Big Bang Theory).
Esta mañana estaba yo aburrida en casa, enfundada en mi chándal y dándolo todo en la cinta de correr mientras fuera llovía como si del último diluvio se tratase, cuando sonó el teléfono en el salón. He de confesar que en un primer momento no escuché la melodía del teléfono porque cuando camino/corro, suelo hacerlo con la música bien alta a través de unos pequeños altavoces sin cables que me regaló Rubio. «¡Coño! ¡El teléfono!», dije toda apresurada.
-¡Voooooooooooy!-el teléfono no dejaba de sonar y yo todavía intentaba pausar la máquina para poder bajarme-. ¡Que ya voooooooy, leches!-pulsé el STOP, la dichosa cinta dejó de moverse y corrí a toda pastilla atravesando la casa hasta llegar al salón. Si es que al final me escoño, pensé antes de contestar-: ¿Sí?
Me llamaban del hospital y preguntaban por Rubio. Les dije que era mi marido y que estaba trabajando, que si yo les valía para darle el recado. No hubo ningún problema. La chica con la que hablé me dijo que me llamaban con el motivo de un estudio de fertilidad y que la cita para el seminograma sería en apenas unos días.
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Pensé que serían más lentos, la verdad! Y yo aquí maldiciéndoles y dejándolos quedar fatal. Una vez que el seminograma de Rubio esté lito, tengo que pedir cita para recoger los resultados y pasaremos al siguiente paso. Deduzco que lo próximo que me pedirán será una histerosalpingografía y, aunque yo ya la tengo hecha recientemente a través de una clínica de radiología privada, estoy segura de que me pedirán volver a repetirla porque la S.S. prefiere tener sus propias pruebas. Y, claro, con lo laaaaaaaaaaargos que son mis ciclos, puedo morirme de asco mientras la rojita se decide a aparecer!
La paciencia es una virtud y, aunque yo siempre me he considerado una persona bastante impaciente, este recién descubierto mundo de la infertilidad me ha obligado a ser mucho más paciente. Ya no pienso en las cosas a corto plazo, prefiero pensar en un futuro más lejano y no tan próximo para que la espera no se transforme en algo imposible de llevar. Siendo sincera, es algo fácil de decir pero no de hacer. Antes, solía impacientarme a la mínima. Cualquier espera me parecía eterna. Con el paso del tiempo, he aprendido a relajarme y pensar a largo plazo. ¿Que cómo lo hago? Voy a contaros algunas de las cosas que yo hago para distraerme:
– Leer. La lectura siempre ha sido una de mis grandes pasiones; desde muy pequeñita siempre llevaba un libro conmigo a todas partes. Leer me distrae, me cautiva, me transporta a otros lugares de ensueño y misterio, provoca que me coma las uñas hasta los nudillos de pura tensión. He de reconocer que mis preferidas son las novelas románticas paranormales. Sí, me encanta todo lo que tenga que ver con vampiros, licántropos, brujos, magos, demonios… si tienen una buena historia de amor de fondo. Hace unos años, descubrí una saga que me cautivó en todos los sentidos. La autora es española (un punto a su favor; hasta ahora sólo había leído a escritoras americanas) y todo lo que escribe me parece pura magia. Consigue atraparte desde la primera página, provocando que no te vayas a dormir hasta que no termines ese capítulo que te está volviendo loca. ¿El nombre de la saga? La Saga Vanir y yo os la recomiendo de todo corazón. También suelo leer a Kresley Cole, Charlaine Harris, Laura Gallego, etc. Leer me entretiene muchísimo y mantiene mi cabeza ocupada, que es justo la finalidad de todo esto.
– Escribir. Desde que escribo mi propio blog, sobrellevo mis emociones mucho mejor. Antes, me sentía atrapada, atacada por mis propios pensamientos, me atragantaba con todo lo que quería decir y no podía. En un momento de bajón de los grandes, me decidí y abrí mi propio blog, en donde podría expresar mis sentimientos sin temor a que me tachen de obsesiva. Ha sido la mejor decisión que podría haber tomado nunca. ¡Me encanta abrir la puerta a mi propio mundo y contaros todo lo que se pasa por mi cabeza! (Que no es poco). Además, desde muy pequeña, siempre he tenido mucha imaginación, de ahí que me encante escribir poesía o mis propios relatos e historias, que me mantienen distraída durante horas. Rubio siempre dice que debería dedicarme a esto, que mi profesión siempre ha sido la de una escritora de romántica adulta paranormal. Que mi cabecita es un hervidero de ideas, vamos. ¡Ay! ¡Ojalá fuera tan fácil!
– Pasear. Sí, parece una tontería, pero a mí dar largos paseos me ayuda muchísimo a distraerme. Tengo la suerte de la matriarca de una pequeña familia de peludos, así que siempre que el tiempo nos lo permite tanto yo como Grandullón Amoroso, Saltarín Inquieto y Muñequita Linda nos vamos a pasear hasta que acabamos realmente agotados. Por suerte para mí, vivo en un pequeño pueblecito a pocos minutos de la ciudad, así que disfruto de las tranquilidad que me otorga estar rodeada de naturaleza sin alejarme demasiado de las ventajas que posee la ciudad. Aquí, en mi pueblecito (llamémoslo a partir de ahora Mi Rincón Favorito), las casas parecen estar engullidas por la espesa vegetación y el gran monte que los animalistas como yo utilizamos para pasear con nuestros peludos. Pasear siempre me ayuda. Los momentos de bajón desaparecen cuando interactúo con la naturaleza: las ramas de los árboles se mueven al ritmo que marca la caprichosa brisa, los pajaritos revolotean sobre mi cabeza, Grandullón Amoroso corre despreocupado con su pelota en la boca, Saltarín Inquieto inspecciona cada centímetro del camino persiguiendo bichitos como un loco y Muñequita Linda se queda rezagada como siempre, absorta en el vaivén de las hojas de los árboles sobre su cabeza. Los fines de semana Rubio nos acompaña y el paseo se hace mucho más divertido. Hablo mucho con mis peludos pero ellos nunca contestan, para variar está bien conversar con alguien de mi misma especie! jajaja
– La familia. Aunque siempre me ha gustado solucionar mis problemas por mí misma, he de reconocer que refugiarme en mi familia siempre ha sido mi mayor debilidad. Mi familia está muy unida, somos una piña y nos preocupamos los unos por los otros, ofreciéndonos ayuda para solucionar cualquier mínimo problema. Super Papá y Super Mamá son geniales y para Tía Favorita no tengo más que palabras de agradecimiento, pero además, Abuelo Tierno y Abuela Dulce son más de lo que podría desear. A pesar de su edad, mis abuelos nunca han sido unas personas «chapadas a la antigua» ni nada por el estilo. Siempre los he admirado por haber sabido adaptarse a los tiempos que corren. Con ellos puedo hablar de mi infertilidad y mis tratamientos sin miedo al qué dirán o a que no me comprendan. Abuela Dulce siempre se interesa por Rubio y por mí después de cada consulta. Yo le cuento qué tal ha ido, qué es lo próximo que tenemos que hacer y mis esperanzas en todo esto. Después de la histerosalpingografía del otro día, la llamé y hablé un buen rato con ella. La pobre estaba preocupada y sólo quería asegurarse de que yo estaba bien. Además de lo unida que está mi familia, tengo el gran privilegio de vivir muy cerca de ellos. Ni siquiera tengo que desplazarme en coche para verles. Todos vivimos en Mi Rincón Favorito y los domingos comemos todos juntos en la casa de mis Super Papás, disfrutando entre risas, bromas y las anécdotas de Super Papá, que siempre son para partirse. El apoyo de la familia es muy importante en todo este proceso y yo nunca me cansaré de agradecerles lo bien que se portan con Rubio y conmigo.
– Los amigos. Además de la familia, los amigos también son muy importantes en todo este proceso. Sin unos buenos amigos en los que poder apoyarte, todo esto se hace más difícil de sobrellevar. De mi círculo de amigos más cercano, muy pocos lo saben. Tan sólo tres de mis amigas saben lo de la búsqueda de mi Canica. Ellas me apoyan y me escuchan, sin juzgar, tan sólo preocupándose por mí y apoyándome incondicionalmente. Aunque lo de los amigos y el mundo de la infertilidad es un mundo a parte. No todo el mundo reacciona tal y como tú esperabas. Yo he tenido que escuchar frases tipo: «Estás obsesionada, todo está en tu cabeza». «Cuando te relajes y dejes de pensar, te quedarás embarazada». «¿De verdad es tan importante ser madre?» de gente con la que no tengo tanta confianza pero que se han enterado al vernos en las consultas o a saber cómo. Como ya os he dicho, a lo largo de todo este proceso, habrá mucha gente que os sorprenderá, tanto para bien como para mal. Yo me he llevado varios chascos de gente de la que nunca me lo habría esperado, pero también me han sorprendido para bien ciertas personas con las que no contaba que se interesasen tanto por mí.
– Diversiones fuera de casa. Ir al cine, salir a cenar, tomar algo con buenos amigos, mini escapadas románticas o todo lo que se os ocurra para divertiros y pasar un buen rato. Como la cosa tampoco está para ir al cine cada fin de semana, Rubio y yo solemos tirar mucho de videoclub y comprar palomitas, golosinas y chucherías en toneladas industriales y pasar un fin de semana entre películas, sofá y mantita. Cuando salimos a cenar, nos va mucho el rollo de bocatas y terraceo; no somos mucho de restaurantes, la verdad. Este fin de semana saldremos a cenar y a pasar un buen rato; Rubio se ha hecho un año más mayor y queremos salir a distraernos con nuestros amigos.
– Y, por último, todo aquello que os haga feliz, siempre será bienvenido para hacer esta espera más llevadera.
Y ya está. No hay más secretos.
Me siento feliz de que finalmente nuestras pruebas en la S.S. vayan avanzando. Tendré que llamar a la clínica privada y decirles que nos den un poco más de tiempo, aunque Rubio está deseando empezar y la clínica le ha dado tan buena espina, que no quiere demorarlo más. No quiero pecar de impaciente y sé que llevar todo el proceso por lo público nos ahorrará muchos gastos, pero a mí la clínica privada también me ha dado buenas vibraciones y eso es algo que no puedo pasar por alto. En cuanto tenga los resultados de mis análisis hormonales en mi poder, decidiremos qué hacer.
No hay nada como tener un mar de dudas danzando por tu cabeza, ¿verdad? Me iré a leer un rato…