Hola, bebé:
Soy yo, mamá. O, al menos, espero serlo algún día. En días como éstos te siento muy lejos de mí, incluso demasiado como para intentar imaginarte. Todavía no comprendo porqué esto se está poniendo tan complicado ni porqué no puedo tenerte, pero espero poder volver la vista atrás algún día y pensar que estos malos momentos merecieron la pena.
Cada vez siento que me alejo más de ti y aunque intento correr con todas mis fuerzas hacia ti, tú desapareces poco a poco a medida que me voy acercando. Supongo que no poder tenerte me está matando. Supongo que el miedo a no tenerte nunca me deja bloqueada. Supongo que el terror a perderme a mí misma en esta búsqueda me deja sin respiración. Pero no son suposiciones, es una realidad innegable.
Me gustaría que supieras que no dejo de buscarte, de soñarte, de imaginarte, y aunque en días como hoy me fallen las fuerzas, prometo reponerme muy pronto y volver a la carga.
Me pregunto si algún día podremos conocernos al fin, contemplar tu carita preciosa, oler tu piel, sentir tu cuerpecito caliente junto al mío mientras lloras desconsolado recién llegado al mundo. Me pregunto si algún día podré vivir esa experiencia. Me pregunto… Me pregunto tantas cosas que me quedo sin respiración.
Siento que ésto se haya complicado tanto. Siento tener que luchar tanto para tenerte. Siento que no estés aquí, conmigo y con papá, haciéndonos sentir las personas más afortunadas del mundo. Siento que nos haya tocado vivir esto, que las cosas sean tan difíciles. Siento ser tan negativa a veces.
Seguiremos buscándote, mi chiquitín. Confía en nosotros, por favor. Cree en nosotros. El camino es largo, pero llegaremos. Prometemos darte lo mejor de nosotros, demostrarte cada día lo mucho que te deseábamos en nuestras vidas. Nunca te sentirás solo, mi bebé. Nosotros siempre estaremos aquí para ti. Porque papá y mamá ya te quieren incluso antes de conocerte.
Te esperamos, mi cielo, no sabes con cuánto anhelo.